Alimentos Transgénicos: ¿Realmente valen la pena?

Los alimentos transgénicos son aquellos que se les han sometido, en su composición, algún ingrediente procedente de un organismo al que se le ha incorporado, mediante técnicas genéticas, un gen de otra especie con el objetivo de mejorar su resistencia ante herbicidas, plagas e inclusive sequías. Además alarga su vida “útil” y se agiliza su tiempo de cosecha. A simple vista, se puede llegar a considerar esta obra genética como la solución de muchos problemas que hoy en día la población mundial enfrenta, ¿Pero realmente es de esta forma?
El 80% del cultivo transgénico pertenece a la empresa Monsanto. La compañía fue una de las primeras en aplicar modelos de negocio de la industria biotecnológica a la agricultura. Esta empresa lleva desde 1983 como objetivo un nuevo modelo de desarrollo agrícola y un sistema global y uniforme que le asegure sus derechos de mejora vegetal. A su vez, es la desarrolladora de los agroquímicos usados como pesticidas. Desde el comienzo de esta nueva técnica varias consecuencias de aspecto social, económico y ambiental se han desarrollado.
En cuanto al impacto dentro de la sociedad, los transgénicos pueden aumentar la resistencia de los patógenos a los antibióticos además pueden aumentar la sensibilidad en personas alérgicas. Los alimentos genéticamente modificados son capaces de dañar la salud de aquellos quienes la consumen y a diferencia de los productos industriales, no es posible controlar la cantidad de químicos que se encuentran en el 100% de los cultivos ya que estas modificacion es transferida a las nuevas plantaciones mediante la tierra anteriormente usada. Se estima que dentro de un futuro un alto porcentaje de los cultivos mundiales se verán afectados por algún tipo de alteración genética. Consecuentemente, nadie estará exento del consumo de alimentos posiblemente perjudiciales para la salud.
Los daños ambientales generados son causa del modelo agricultor intensivo y masivo que este lleva. En el 2016, 185.1 millones hectáreas fueron utilizadas con el fin de cultivos agrobiotecnológicos. Las destrucción de hábitats y pérdida de fauna, no parecen ser de gran importancia para los responsables de dichos cultivos. Además, el suelo se ve expuesto a la erosión y la pérdida de nutrientes por su uso exhaustivo. En Argentina, por ejemplo, la entrada masiva de soja transgénica exacerbó la crisis de la agricultura con un alarmante incremento de la destrucción de sus bosques nativos. No obstante, los transgénicos fomentan el uso del glifosato, el aumento de este productos químico elimina o afecta gravemente a la flora y a la fauna. A medida que el tiempo transcurre las plantas desarrollan tolerancia a los herbicidas, es por esto que el agricultor debe usar cada vez más cantidad de agrotóxicos para acabar con las llamadas "malas hierbas". Se pueden encontrar datos que demuestran que, debido a esto, se están utilizando muchos más pesticidas en los cultivos transgénicos que en los convencionales. Con esto, la presencia de glifosato en el suelo, en las aguas y en los alimentos es cada vez mayor.
Finalmente, los daños económicos que se presentan son por causa de que la política de concentración promovida de Monsanto que ha creado un modelo de sociedad donde unos pocos se llevan los beneficios a costa de la mayoría y donde se incrementan las diferencias entre pobres y ricos. Según la ecologista y docente de la Universidad Salesiana del Ecuador, Elizabeth Bravo, “El hecho de que los transgénicos se comercializan masivamente provoca que se requiera una mayor cantidad del uso de plaguicidas. Esto conlleva al desplazamiento de otras formas de producción campesina, dado que las semillas transgénicas son controladas por empresas transnacionales atentando contra la Soberanía Alimentaria” (2017) Es por esto que en Argentina, 160.000 familias tuvieron que abandonar sus tierras en la última década porque no podían competir con las grandes agropecuarias.

En conclusión yo creo que aunque se pueda extender la producción de alimentos y hacerlos ver mas grandes para que de esta forma se facilite el acceso a la comida, la verdadera solución para el hambre y la desnutrición pasa por el desarrollo de tecnologías sostenibles y justas y por el empleo de técnicas como la agricultura y la ganadería sustentables, no por la modificación de estos mismos. Esta nueva rama de la biotecnología genera un impacto masivo hoy en día sobre nuestro planeta que desde mi visión personal no son justificables para seguir promoviendo el cultivo de alimentos transgénicos.

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