Hallazgo Misterioso


Era un día común y corriente, en mi oficina no había un alma además de la mía, eso es bueno, tomando un café con leche y leyendo un diario con noticias viejas, de repente un señor alto abrió la puerta, su respiración se agitaba cada vez más,  el era de Glew,  me conto que a una cuadra y media de su casa encontró a su amigo “Tito” había muerto y cosas extrañas estaban pintadas en una pared cercana al muerto. Exaltados tomamos mi auto y nos dirigimos al dichoso lugar. Cuando llegue, en la pared  más cercana al occiso, decía “Dios le da pan a la que no tiene dientes” desesperado, empecé a investigar, las r elaciones que tenia este señor con amigos del barrio. Me contaron que andaba con la empleada del lugar donde el trabajaba y tenía un problema con su vecino, literalmente por un árbol. Obviamente era un farmacéutico, empezamos a investigar primero por la casa. La casa era normal, pero había una mancha roja y espesa, supuse que era sangre en ese momento me di cuenta que no murió de muerte súbita sino que había una autor material. Ya sin pistas en la casa del occiso, fuimos al Departamento de Identidad Personal de Glew (DIPG) Me dijeron que iba a recibir una herencia de su tía Clotilde. Pero el estaba lleno de deudas y su madre estaba con muchos problemas de  salud, ella se encuentra en el hospital y no la iban a atender hasta pagar la operación anterior.
Me fui a mi casa con las manos vacías defraudada ya que estos casos los resuelvo de un día para el otro. Me fui a dormir y a eso de las 3:00 AM me desperté y logre entender todo el caso. El problema  es que él mismo se había matado ¡SUICIDIO! Eso fue, la víctima se había quitado la vida y muy bien escrito está en la pared la razón. Cuando hallo su herencia, con sus deudas y problemas de la madre no los pudo manejar, pagando todo, el se quedo sin dinero. Por eso dice “dios le da pan al  que no tiene dientes”
Completamente satisfecho, me dormí. A la mañana siguiente a primera hora me desperté y fui directamente a la casa del occiso. Cuando entre a la sala del “crimen” ya había olor a muerto. Empecé a analizar y al tocar la sangre de la victima para hacer unos estudios. La chica del emprendimiento hospitalario  me informo de la situación. La sangre era de él…
Cuando informe al barrio de la situación, un mar de confusiones circulaba por mis rodillas, tuve que tomarlo con calma y cada acotación la tome y la procese pero no pude responder ninguna. Bueno, igual, respondí una pregunta y fue ¿enserio?
Frustrado volví a casa me senté frente a las ventanas. Desesperado por respuestas fui corriendo hasta la casa de la víctima. Cuando llegue entre despacio y encontré a la empleada de la farmacia tirada en el piso con una carta sobre el pecho. Estaba muerta. La carta decía toda la situación yo estaba en lo cierto pero lo que nunca supe es que el solo se suicido por amor a su madre, con el poco dinero que le quedaba alcanzaría para la siguiente operación. Ella se suicido porque no pudo con el dolor. Todo el mar de preguntas se convirtieron en certezas. Al otro día el vecino me pregunto si había novedades, le informe y luego a todo el barrio ya no había preguntas. Dolor pero no preguntas.
Este caso me toco el corazón pero bueno, mañana me esperan más. Así es la vida de un investigador.

Comentarios

  1. Muy buen trabajo. ¡Qué trágica historia! Encontraste una explicación satisfactoria para la frase en la pared e incluso cuando pensamos que el cuento llegaba a su fin, introducís una muerte más que nos sorprende y completa el relato. Buen uso del vocabulario.
    9 (nueve)

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